“Hijo mío, te quiero pero las cosas no van a ser siempre cómo y cuándo tú quieras”

    0
    29
    IMG_9540.JPG

    27/02/2015 – Parlem amb el conductor de ‘Hermano mayor’, Pedro García Aguado, i l’educador amb anys d'experiència amb joves Francisco Castaño Mena.

    El conductor del programa televisiu ‘Hermano mayor’, Pedro García Aguado, i l’educador amb anys d’experiència amb joves Francisco Castaño Mena van visitar dimarts Badalona per parlar del seu llibre i del seu projecte ‘Aprender a educar’, una iniciativa amb la que pretenen dotar les famílies amb les eines necessàries per prevenir el mal comportament dels fills i filles en l’edat adolescent i/o adulta.

     

    Hoy venís a Badalona a presentar vuestro libro, ‘Aprender a educar’, pero también a transmitir todas las ideas que contiene.

     

    Hay una parte de este proyecto basado en sensibilización, sobre todo de cara a los padres. Reflejar que con cierto tipo de educación pueden obtener unos resultados que quizá no sean los adecuados. Algunas veces, los chicos son tiranos desde que nacen y la labor de los padres es ‘destiranizarlos’. Con el libro pretendemos ayudar, aconsejar en el tránsito entre la etapa en la que son bebés y la adolescencia, para capacitarles a valerse por sí mismos mediante una educación adecuada. En las conferencias hablamos del libro, comentamos experiencias personales como educadores y como padres.

     

    Pero ‘Aprender a educar’ no es sólo un libro y conferencias. Es todo un proyecto con más elementos detrás.

     

    El programa tiene varias áreas. Una es la sensibilización  y otra es la intervención, con visitas a familias y a chicos. También hacemos talleres on line y presenciales. La información está en aprenderaeducar.org, donde también colgamos artículos y consejos. Si de los 0 a los 12 años los padres hacen las cosas con sentido común, a pesar de vivir en una sociedad muy difícil, facilitarán una adolescencia divertida pero controlada a sus hijos.

     

    ¿Cómo os conocéis y decidís poner en marcha todo esto?

     

    Conocí a Pedro en mi Aula Oberta de Barcelona, un recurso que la administración facilita para trabajar con chavales que en el colegio no funcionan bien: se comportan mal, faltan a clase… El objetivo es que se saquen la ESO, pero yo empecé a trabajar diferente, a buscar la modificación de sus comportamientos. El problema de estos chicos era que en casa no se les había educado de forma adecuada, a pesar de que en muchos casos los padres lo intentaran. Ahí nació nuestra unión y el proyecto ‘Aprender a educar’. La idea es prevenir. El 99% de los casos que trabajamos vienen causados por una educación inadecuada en casa.

     

    Dentro del libro, hay un apartado que habla de los valores.

     

    Los valores han cambiado. Ahora los jóvenes priman más la satisfacción inmediata, las redes sociales, la popularidad, la imagen. Ya no se habla tanto del esfuerzo, la perseverancia, el respeto…que siguen estando en boga, pero los otros priman porque son más mediáticos, más visuales. Por eso los jóvenes le dan más importancia a cuantos ‘Me gusta’ tienen en Facebook, cuantos seguidores en Twitter, y eso, sin ser culpables, les está alejando de aquellos valores que nuestros padres sí nos dieron. En el libro explicamos cómo, con cosas que nos ocurren a diario, podemos inculcar a nuestro hijo un valor. No perdamos el sentido común y los objetivos de la educación. Ahora es más difícil educar y hay que trabajarlo más. A un niño le compras algo y en seguida se cansa, porque no les cuesta, se olvidan. Hemos de trabajar para evitar esto poco a poco.

     

    ¿Habéis elaborado el libro en base a experiencias vitales propias?

     

    Ponemos la base del manual psicopedagógico puro y duro, pero lo que intentamos es transmitir nuestra experiencia desde la posición de padres que somos, no como técnicos. Por eso creemos que el libro está gustando, porque a la gente le resulta fácil de leer, se sienten identificados. Hay escuelas de padres en las que transmiten cosas muy técnicas. Nosotros intentamos transmitir cosas que puedan hacer en casa.

     

    ¿Hay un perfil concreto, un fallo concreto dentro del proceso educativo?

     

    El denominador común es que la mayoría de los padres, en el afán de querer a sus hijos, los sobreprotegen, les hacen excesivamente dependientes y no permiten que se sepan valer por sí mismos. Eso suele desembocar en una muy baja tolerancia a la frustración y que se comporten de manera violenta. Está bien querer a tu hijo, pero enséñale a valerse por sí mismo, a tomar sus decisiones, a equivocarse, y que, si hay unas normas, saltárselas tiene sus consecuencias.

     

    ¿Hay algún patrón común que se pueda aplicar en todos los casos de la educación familiar?

     

    Hay que educar a los hijos en el principio de realidad: hijo mío, hija mía, por mucho que yo te quiera, las cosas no van a ser, no van a venir siempre cómo y cuándo tú quieras. Eso se nos ha olvidado. En España, hay más de 400.000 familias en las que hay violencia filio-parental. Más de la mitad de los casos se dan en la clase media y media-alta. Todos los datos apuntan a que son por la educación en casa. Esto lo hemos de prevenir. Nos lo tenemos que currar como padres, formarnos mucho más. Darles todo a tus hijos hace que ellos se sigan comportando de manera tiránica en el ámbito doméstico.

     

    Pedro, esta temporada de ‘Hermano mayor’ te hemos visto en dos ocasiones en Badalona. Dos casos que están entre los más comentados de los últimos que habéis emitido. ¿Tenían un tinte especial?

     

    Para mí fue muy emotivo como uno de los chicos, con su abuela, tenía actitudes violentas, y ella, para evitar que su nieto sufriera, para evitar que le montara un número, le daba todo lo que le pedía. Era un caso de sobreprotección muy grande por parte de la madre. El otro caso era una familia en la que la madre no estaba acertada y el padre se había rendido, no se enfrentaba al chico por miedo a la violencia. Además, había un serio problema de dependencia al móvil. A la que se apartaba o se quitaba el Wi-Fi había follón. Me marcó sobre todo uno, porque además sé que al principio el chico se apartó de su comportamiento, pero luego volvió a las andadas y no se ha mantenido.